En el último post de 2019, hablábamos de cómo cumplir nuestros Propósitos para el Año Nuevo, pero ¿qué ocurre si lo que queremos es ayudar a un ser querido a que cumpla los suyos?
Cuántas veces te ha pasado que, con tu mejor intención, tratas de aconsejar a un amigo/a o familiar para que deje de fumar, o le hablas de los beneficios que obtendría si empezara a hacer deporte, y acabas fracasando en tu intento. Cuando tratamos de convencer a alguien para que abandone ciertos hábitos o para que adquiera unos nuevos, en la mayor parte de las ocasiones, nos encontramos con un muro infranqueable de razones y excusas para no hacerlo (“no tengo fuerza de voluntad”, “no es tan malo”). La razón por la que ocurre esto, es que, cada persona puede ver una misma situación, de maneras muy diferentes, así, lo que tú consideras una conducta perjudicial que debe ser eliminada cuanto antes, para esa persona puede no ser más que un hábito que disfruta y que “no le está causando demasiados problemas”, o tal vez sí que haya visto los efectos nocivos de su conducta, pero tema abandonarla por miedo a pasarlo mal, o crea que no tiene la fortaleza necesaria para hacerlo.
Y es que, antes de recomendarle a alguien que abandone un hábito o que adquiera otro nuevo, es muy importante que sepamos cómo percibe su situación actual y que conozcamos las barreras que le impiden realizar el cambio, sólo así, podremos adaptar nuestra ayuda a su necesidad.
Según el modelo Transteórico del Cambio, descrito por Prochaska y Di Clemente, para que una persona realice un cambio de comportamiento, debe atravesar una serie de etapas que, describen su nivel de motivación y preparación para el cambio, en cada momento. De esta manera, si sabemos en qué etapa se encuentra del proceso, podremos prestarle la ayuda necesaria.
Las etapas son las siguientes:
Etapa de Precontemplación: cuando la persona está en esta etapa, no existe ninguna intención de cambiar, porque no es consciente del problema que tiene o de las consecuencias que puede acarrearle, a largo plazo. Ej. “No voy a dejar de fumar, porque me gusta fumar”
Por tanto, si queremos ayudar a una persona que se encuentra en esta etapa, debemos:
- Hacerle consciente de su situación actual
- Discutir y valorar los riesgos y beneficios de su conducta
- Evaluar sus conocimientos, actitudes, valores y creencias, sobre el tema
- Reconocer las emociones que le despierta
Etapa de Contemplación: en esta etapa, la persona ya es consciente de que tiene un problema. Sabe que las consecuencias de su conducta no son buenas y que debería cambiar su comportamiento. Se plantea hacer algún cambio, pero a largo plazo, por lo que no hay un compromiso firme, por su parte, para dar el paso y abandonarla definitivamente. Ej. “La verdad es que debería dejar de fumar, últimamente me siento fatigado”
Cuando ya sabe que su comportamiento es perjudicial, podemos ayudarle de este modo:
- Resolver la ambivalencia entre lo que “quiere” y lo que “debe”
- Evaluar los pros y contras de realizar un cambio de conducta
- Disminuir o eliminar las barreras que impiden el cambio
- Aumentar su auto confianza
- Fomentar una red de apoyo
Etapa de Preparación: al entrar en esta etapa, la persona ya ha tomado la decisión de cambiar. Está decidida a abandonar su comportamiento en un periodo corto de tiempo. En este momento, su nivel de compromiso es mayor, y comienza a elaborar un plan de acción. Ej. “He conocido una terapia que me han dicho que tiene buenos resultados, mañana me paso a pedir una cita”
- Buscar los recursos necesarios para el cambio
- Mostar interés y apoyo
- Establecer metas a largo y corto plazo
- Facilitar el desarrollo de un plan de acción
Etapa de Acción: en esta etapa, la persona toma acción y da los pasos necesarios para el cambio conductual. Tiene un plan de acción y lo lleva a cabo. Se aprecian cambios notables en su conducta. Ej. “Ya llevo una semana sin fumar”.
En este momento, podemos ayudar de este modo:
- Acompañar y apoyar cada uno de sus pasos
- Buscar grupos de apoyo
- Reforzar sus logros
- Evitar situaciones de alto riesgo
Etapa de Mantenimiento: en esta etapa, la persona trabaja para consolidar los cambios que ya ha realizado, y aprende las estrategias necesarias para evitar posibles recaídas. Lo que en la etapa anterior era un cambio de comportamiento, en esta etapa, se convierte en un nuevo hábito. Ej. “Llevo un año sin fumar”.
El mejor modo de ayudar en esta etapa es:
- Reforzar sus logros
- Entrenar conductas para enfrentar las situaciones de riesgo
- Prevenir posibles recaídas
- Fomentar auto-monitorización
Etapa de Recaída: no siempre ocurre, pero a veces, tras un largo periodo de cambio, la persona puede sufrir una recaída, que según cómo la perciba, puede resultar en un regreso a sus antiguos hábitos o quedar en un pequeño tropiezo. Ej. “Fumé un puro en la boda de mi tío”. Si la persona percibe esta recaída como un pequeño tropiezo, volverá a levantarse y seguirá donde lo dejó, sin mayores consecuencias. En cambio, si percibe la situación como un fracaso, podría volver a sus viejos hábitos, pasando directamente a la primera etapa.
En caso de recaída, podemos ayudar de esta manera:
- Mostrarle nuestro apoyo y confianza, de manera que perciba su recaída como un tropiezo y no como un paso atrás
- Reforzar el camino andado y sus logros anteriores
- Eliminar los pensamientos de autosabotaje (“sabía que no lo lograría”, “no tengo fuerza de voluntad”)
Espero que esta publicación te haya servido de ayuda.
Si tienes alguna duda o sugerencia, escríbeme al correo clinicaprincipado@gmail.com
Hasta la semana que viene, ¡Feliz fin de semana!
Patricia Pereles Montes